¿Cuál es la estrategia mínima para alcanzar la independencia financiera?

estrategia independencia financieraA muchas personas les gustaría llegar a cobrar una cantidad suficiente para vivir sin tener que trabajar más. A esa situación se la suele llamar la independencia financiera. Hay interpretaciones variables del concepto. Por ejemplo, algunas personas pueden considerar que recibir una pensión pública es una forma de lograr la independencia financiera. No voy a debatir hoy si es el caso. Pero, para esa estrategia mínima para alcanzar la independencia financiera voy a suponer el caso de una persona que vive exclusivamente de las rentas de su patrimonio.

El pensamiento “básico”

Cuando reflexionan sobre la posibilidad de vivir del patrimonio acumulado, muchas personas tienen un primer pensamiento, que me gusta calificar de “básico”. Se trata de ahorrar en una cuenta corriente o de ahorro una cantidad suficiente para poder vivir varios años sin trabajar.

Supongamos que considero que con 20.000 euros al año me basta para vivir con cierto desahogo. Cuando consiga ahorrar 100.000 euros tendré un patrimonio equivalente a 5 años de gasto. No está mal, pero evidentemente no me permitiría llegar a una edad avanzada sin trabajar, incluso si contamos con que los intereses de la cuenta de ahorro cubran el mordisco de la inflación.

Razonando de esa manera, alcanzar la libertad financiera parece imposible. Imaginando que empiece a pensar en mi futuro a los 25 años y me quiera jubilar a los 55 años sin contar con una posible pensión pública. Suponiendo que quiera tener cubiertos unos 30 años de gastos, necesitaría ahorrar 600.000 euros. En otras palabras, de media tendría que ahorrar la mitad de mi salario, que además tendría que ser de unos 40.000 euros netos.

Viéndolo así, parece demasiado ambicioso.

El pensamiento evolucionado con la inversión

Pero claro, en este escenario anterior no se toma en cuenta la posibilidad de sacar rendimiento al patrimonio. El dinero se queda en cuentas de ahorro, quizás en depósitos, pero no da una rentabilidad interesante, y apenas aprovecha el interés compuesto. En el mejor de los casos, permite sacar una rentabilidad ligeramente mejor que la inflación.

Ahora supongamos que inviertes en algo que da una rentabilidad. Puede ser en una vivienda cuyo valor subirá con el tiempo y te dará rentas en forma de alquileres. Pueden ser acciones, cuya cotización también probablemente vaya a subir con el tiempo, si escoges bien las empresas, y que te podrán dar dividendos. O cualquier otro tipo de activo que tenga esas dos vertientes: un incremento de valor y unas rentas regulares.

Dejas de razonar en importe de patrimonio, y piensas en términos de rentas percibidas

Volvamos al ejemplo anterior. Imaginemos que conseguiste ahorrar 100.000 euros, pero esa vez el dinero le vas a invertir en algo, y no le dejarás en una cuenta de ahorro o un depósito. Supongamos que te compraste un piso pequeño, o que repartiste la inversión en una cartera de acciones que pagan dividendos. Si lo haces bien, vas a lograr tres cosas:

  1. Unas rentas periódicas.
  2. Que esas rentas vayan creciendo con el tiempo.
  3. Que el valor de tus activos también vaya creciendo.

Veamos lo que implica

Supongamos que el primer año que hayas invertido esos 100.000 euros recibas unas rentas brutas (alquiler o dividendos) de 4.000 euros. En el caso de dividendos serían unos 3.240 euros netos.

Extrapolando, significaría que para lograr los 20.000 euros de renta neta deberías tener un patrimonio de 617.000 euros. En realidad, como el tipo impositivo sobre dividendos aumenta un poco según la renta, incluso un poco más. Es decir que, a priori, estás más o menos en la misma situación que antes. Ahorrar 600.000 euros es demasiado ambicioso.

Pero ese razonamiento olvida los dos factores que cité antes.

Así que veamos la versión evolucionada

Aunque no ahorrases nada más a partir de los 100.000 euros, a lo largo del tiempo tus rentas crecerían. Porque los beneficios de las empresas tienden a crecer, especialmente si las escoges bien. Imaginando, de forma conservadora, que de media los dividendos aumenten un 4% anual, al cabo de 10 años recibirías unos 4.600 euros netos.

Pero no solo eso. También tu cartera valdrá más. Porque la cotización de las empresas suele depender de sus resultados futuros esperados. Y esos suelen crecer. El valor de tu cartera será aproximadamente de 142.000 euros en ese caso.

Así que, en lugar de ahorrar 20.000 euros al año durante 30 años. Si inviertes en algo que te da de base un 4% de rentabilidad y también crece un 4% anual, reinvirtiendo los beneficios solo necesitarás ahorrar unos 12.000 al año. Es un 40% menos de ahorro mensual.

El pensamiento super avanzado

La estrategia de invertir en activos inmobiliarios o bursátiles reinvirtiendo los beneficios está muy bien, pero tiene todavía un fallo: te hace lograr más de lo que necesitas.

¿A qué me refiero con eso?

Es simple. En el ejemplo anterior, cuando hayas ahorrado durante 30 años, tendrás un patrimonio que te dará una renta suficiente para vivir de las rentas. Vivirás los años que te queden por vivir, y cuando te mueras, tu patrimonio será transferido a tus herederos.

Es decir, que habrás ahorrado de más, porque te habrá sobrado este patrimonio.

Como optimizar hasta el final

Así que, si quieres optimizar todo el proceso y dejar este mundo sin necesidades financieras, pero tampoco siendo el más rico del cementerio, tienes dos opciones:

  • Puedes ir incrementando tu nivel de gastos cuando alcances la libertad financiera, “fundiéndote” poco a poco parte de tu patrimonio.
  • O, simplemente ahorras menos cada mes, y cuando te jubiles sacas una parte de tus gastos del valor de tu patrimonio, por ejemplo, vendiendo algunas acciones.

Obviamente, en ambos casos lo tendrás que hacer con prudencia, y siempre quedará algo de capital cuando te vayas. Pero no hace falta que sean 600.000 euros.

Cada uno decide lo que quiere

Este artículo es solo un ejercicio intelectual. Está claro que si tienes pareja, hijos u otros herederos que te importan querrás dejarles algo. Pero, como normalmente las personas reciben las herencias cuando tienen la vida casi solucionada, tampoco la opción de procurar dejar las cuentas a cero es tan egoísta.

Una persona soltera sin hijos sin duda no tendrá el mismo punto de vista que otra que tenga pareja e hijos. Al final, cada uno es libre de hacer lo que quiere con su dinero.

Yo solo quería explicarte que incluso ahorrando alrededor de 10.000 euros al mes podría ser suficiente para conseguir los 20.000 euros en 30 años, si no te importa comer parte del capital en el futuro y llegar al final de tu vida con un patrimonio mermado.

El otro objetivo era invitarte a reflexionar sobre el ahorro y la inversión. Es una parte fundamental de la educación financiera.

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