La voracidad tecnológica, potenciada con los progresos de la técnica, nos ha convertido en unos consumidores casi frenéticos de dispositivos electrónicos. Nos encanta disfrutar de aparatos nuevos y de sus funcionalidades originales, pero quizás este camino no sea el más adecuado para un consumo responsable y una buena gestión de las finanzas personales. Hoy voy a analizar la posibilidad de ahorrar comprando electrónica de segunda mano, como teléfonos u ordenadores.